domingo, 14 de diciembre de 2008

Una con música del caribe



Alheña y azúmbar
(Jaime Jaramillo Escobar)



“¡Ya no más –por favor– las aburridas descripciones de semillas tropicales!”
Gabriel Jaime Franco


La digestión de la pulpa de coco demora cuarenta días y cuarenta noches.
Ni mucho, ni poco.
Al plátano hartón de cáscara roja le falta un grado para ser veneno.
Compadre, no coma coco.
Si se ha comido banano y se tomado ron, muerte segura. Nadie comió. Ni yo tampoco.
La pepita de la pitahaya si la comes no la muerdas, si la muerdes no la tragues;
si la tragas, allá tú.
La pepita de la granadilla si la tragas se te embucha.
Para que no se te embuche, mejor que no comas mucha.
La pepita de la granada no es como la de la granadilla.
La pepita de la guayaba no es como la de la granada.
Y la pepita de la papaya no es como la de la guayaba.
Es como la de la papayuela, pero más dulce.
Si es más dulce es más sabrosa, si es más sabrosa es más cara.
Para que no sea más cara no compre papaya ni compre nada.
La pepita de la guanábana es como la de la chirimoya. Y ambas son como la de la calabaza. Cuando a uno le dan calabazas no le dan chirimoya ni le dan papaya.
Las pepitas de la guama se usan para hacer zarcillos,
quiero decir que se utilizan como pendientes,
o mejor dicho lo que quiero decir es que los chicos se las cuelgan en las orejas.
Trae el corozo una nuez, trae la nuez una almendra,
pero la almendra de la nuez no es como la nuez del corozo.
Si no se entiende que no se entienda.
La ciruela se lava, pero no se pela; el madroño se pela pero no se lava.
Para saber si una fruta se lava o se pela hay que consultar el diccionario.
El diccionario tiene la palabra. Pero si no la tiene será que le falta una página.
La pulpa de la algarroba se ataruga y se atraganta.
Si tomas agua se forma una pasta y se te pega en la garganta.
Con la garganta atragantada tratas de ver si resuellas o si no resuellas nada.
Si no resuellas mortus est.
El icaco es una fruta especial para diabéticos: no tiene azúcar,
ni tiene harina, ni tiene icaco ni nada.
El que come patilla oxidada seguro estira la pata.
Para no correr el riesgo es mejor comer sandía. La sandía es una fruta sandia.
El tamarindo es la fruta que más me gusta porque es de negros y de tierra caliente.
Qué sería de los blancos cuando van a tierra caliente si los negros no les sirvieran refrescos de tamarindo. Con el sabor áspero del tamarindo se forman bolas ácidas recubiertas de azúcar que sirven para vender en las calles de Cartagena y se hace una miel espesa de tamarindo para lamer sobre hojas de plátano. También se hacen sorbetes para el arzobispo y además el árbol de tamarindo produce una sombra verde y fresca para construir un banquito y sentarse alrededor del tronco. El tamarindo es un tronco de árbol copudo completamente lleno de tamarindos. Sólo los negros lo pueden coger porque no es fruta de blancos. Si los blancos tuvieran tamarindo entonces los negros serían blancos. Pero no puede ser.

Hay muchas frutas que son de negros. Dios les dio a los negros la tierra caliente y las frutas porque Dios tiene predilección por los negros, eso es evidente.
A los blancos los puso en tierras frías para que se resfríen,
pero ellos inventaron la aspirina y las cobijas de lana.
El níspero y el mamey son frutas de negros. Y el zapote también.
Pero lo que pasa es que a los blancos siempre les ha gustado comerse
la comida de los negros. Y la música de los negros.
Y los bailes de los negros. Y las negras de los negros.

Sigamos: mi negra se emperejila, se emperespeja, se aliña,
Con alhucema y albahaca, con cidrón y toronjil,
Con lavanda, con canela, con loción y con anís.
Mi negra tiene un meneo que no cabe por la calle,
Mueve el tacón y la punta del zapato y ese baile
Derrama tantas fragancias que no caben en el aire.
Mi negra es alta y esbelta, muy lucida y bien plantada,
Su cuello es tan largo que anda su cabeza por el aire.
El donaire de mi negra no cabe en ninguna parte.
Mi negra tiene ojos blancos, dientes blancos, calzones blancos,
Calzones en diminutivo, calzoncitos, prendas íntimas…
Yo no sé qué tienen de íntimas si las anda mostrando por todos lados.
Cuando mi negra se desnuda queda completamente desnuda,
No como las blancas que aunque se desnuden siempre tienen algo que las cubre,
aunque sea un concepto. Mi negra no tiene conceptos, ella nació y se crió desnuda,
y por lo tanto no se puede vestir completamente porque mientras más se viste
más desnuda queda.

Mi negra se aceita el codo, se pule el pelo, se acicala,
Se emperimbomba, se tiñe, se sahúma, se apercala,
Se va de rumba y regresa cuando está la noche alta.
Yo no sufro por mi negra. ¡Cómo me alegra mirarla!
Mi negra camina en versos de cuatro o cinco tonadas,
Su habla es un canto largo, con las palabras cortadas.
Mi negra es dulce por fuera. Por dentro yo no sé nada.
Por dentro mi negra tiene alguna cosa guardada.

Agüita de manzanilla,
Tisana de ron y eneldo,
La raíz del limoncillo
Y un manojito de espliego.
El aire huele a linaza
Con astillas de canela.
Con alheña y con azúmbar
Viene pintada mi negra.
Pintada no es la palabra,
Viene más azul que negra,
Como esculpida en el aire
Durísimo de la piedra!

lunes, 8 de diciembre de 2008

TRES POEMAS PARA LOS MÁS CHIQUITOS

La gallinita
Gloria Fuertes

La gallinita,
en el gallinero,
dice a su amiga
-Cuánto te quiero.

Gallinita rubia
llorará luego,
ahora canta:
-Aqui te espero...

"Aqui te espero,
poniendo un huevo",
me dio la tos
y puse dos.

Pensé en mi ama,
¡qué pobre es!
Me dio penita...
¡y puse tres!


Como tardaste,
esperé un rato
poniendo huevos,
¡y puse cuatro!


Mi ama me vende
a doña Luz.
¡Yo con arroz!
¡qué ingratitud!

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Manuelita la tortuga
María Elena Walsh

Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marchó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.

Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.

Manuelita una vez se enamoró
de un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.

En la tintorería de París
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.

Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó.

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El sapo verde
Carmen Gil

Ese sapo verde
se esconde y se pierde;
así no lo besa
ninguna princesa.
Porque con un beso
él se hará princeso
o príncipe guapo;
¡y quiere ser sapo!

No quiere reinado,
ni trono dorado,
ni enorme castillo,
ni manto amarillo.
Tampoco lacayos
ni tres mil vasallos.
Quiere ver la luna
desde la laguna.

Una madrugada
lo encantó alguna hada;
y así se ha quedado:
sapo y encantado.
Disfruta de todo:
se mete en el lodo
saltándose, solo,
todo el protocolo.
Y le importa un pito
si no está bonito
cazar un insecto;
¡que nadie es perfecto!

¿Su regio dosel?
No se acuerda de él.
¿Su sábana roja?
Prefiere una hoja.
¿Su yelmo y su escudo?
Le gusta ir desnudo.
¿La princesa Eliana?
Él ama a una rana.

A una rana verde
que salta y se pierde
y mira la luna
desde la laguna.

viernes, 5 de diciembre de 2008

EL IDIOMA CASTELLANO de Melitón González (Pablo Parrellada)

Señores: un servidor,
Pedro Pérez Paticola,
cual la academia española
«Limpia, fija y da esplendor».
Pero yo lo hago mejor
y no por ganas de hablar
pues les voy a demostrar
que es preciso meter mano
al idioma castellano,
donde hay mucho que arreglar.

¿Me quieren decir por qué
en tamaño y esencia,
hay esa gran diferencia
entre un buque y un buqué?
¿Por el acento?. Pues yo,
por esa insignificancia,
no concibo la distancia
de presidio a presidió
ni de tomas a Tomás,
ni de topo al que topó
de un paleto a un paletó,
ni de colas a Colás.

Mas dejemos el acento,
que convierte como ves,
las ingles en inglés,
y pasemos a otro cuento.

¿A ustedes no les asombra
que diciendo rico y rica,
majo y maja, chico y chica,
no digamos hombre y hombra?
Y la frase tan oída
del marido y la mujer,
¿Por qué no tiene que ser
el marido y la marida?
Por eso, no encuentro mal
si alguna dice cuala,
como decimos Pascuala,
femenino de Pascual.

El sexo a hablar nos obliga
a cada cual como digo:
si es hombre, me voy contigo;
si es mujer, me voy contiga.

¿Puede darse en general,
al pasar de masculino
a su nombre femenino
nada más irracional?
La hembra del cazo es caza,
la del velo es una vela,
la del suelo es una suela
y la del plazo, una plaza;
la del correo, correa;
la del mus, musa; del can, cana;
del mes, mesa; del pan, pana
y del jaleo, jalea.

¿Por qué llamamos tortero
al que elabora una torta
y al sastre, que ternos corta,
no le llamamos ternero?
¿Por qué, las Josefas son
por Pepitas conocidas,
como si fuesen salidas
de las tripas de un melón?
¿Por qué, el de Cuenca no es un cuenco,
bodoque el que va de boda,
y a los que los árboles podan
no se les llama podencos?

Cometa está mal escrito
y es nombre que no me peta;
¿Hay en el cielo cometa
que cometa algún delito?
¿Y no habrá quien no conciba
que llamarle firmamento
al cielo, es un esperpento?
¿Quién va a firmar allá arriba?
¿Es posible que persona
alguna acepte el criterio
de que llamen monasterio
donde no hay ninguna mona?
¿Y no es tremenda gansada
en los teatros, que sea
denominada «platea»
donde no platea nada?

Si el que bebe es bebedor
y el sitio es bebedero,
a lo que hoy es comedor
hay que llamarle comedero.
Comedor será quien coma,
como bebedor quien bebe;
de esta manera se debe
modificar el idioma.

¿A vuestro oído no admira,
lo mismo que yo lo admiro
que quien descerraja un tiro,
dispara, pero no tira?
Este verbo y otros mil
en nuestro idioma son barro;
tira, el que tira de un carro,
no el que dispara un fusil.
De largo sacan largueza
en lugar de larguedad,
y de corto, cortedad
en vez de sacar corteza.
De igual manera me aquejo
de ver que un libro es un tomo;
será tomo, si lo tomo,
y si no lo tomo, un dejo.

Si se le llama mirón
al que está mirando mucho,
cuando mucho ladre un chucho
se llamara ladrón.
Porque la silaba «on»
indica aumento, y extraño
que a un ramo de gran tamaño
no se le llame Ramón.

Y, por la misma razón,
si los que estáis escuchando
un gran rato estáis pasando,
estáis pasando un ratón.
Y sobra para quedar
convencido el más profano,
que el idioma castellano
tiene mucho que arreglar.

Conque basta ya de historias,
y, si al terminar me dais
dos palmadas no temáis
porque os llame palmatorias.

martes, 2 de diciembre de 2008

DOS DE AQUILES NAZOA

AMOR, CUANDO YO MUERA

Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda,
no llores sacudiéndote como quien estornuda,
ni sufras "pataletas" que al vecindario alarmen
ni para prevenirlas compres gotas del Carmen.

No te sientes al lado de mi cajón mortuorio
usando a tus cuñadas como reclinatorio;
y cuando alguien, amada, se acerque a darte el pésame,
no te le abras de brazos en actitud de ¡Bésame!

Hazte, amada, la sorda cuando algún güelefrito
dictamine, observándome, que he quedado igualito.
Y hazte la que no oye ni comprende ni mira
cuando alguno comente que parece mentira.

Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda:
Yo quiero ser un muerto como los de Neruda;
y por lo tanto, amada, no te enlutes ni llores:
¡Eso es para los muertos estilo Julio Flórez!

No se te ocurra, amada, formar la gran "llorona"
cada vez que te anuncien que llegó una corona;
pero tampoco vayas a salir de indiscreta
a curiosear el nombre que tiene la tarjeta.

No me grites, amada, que te lleve conmigo
y que sin mí te quedas como en "Tomo y Obligo",
ni vayas a ponerte, con la voz desgarrada
a divulgar detalles de mi vida privada.

Amor, cuando yo muera no hagas lo que hacen todas;
no copies sus estilos, no repitas sus modas:
Que aunque en nieblas de olvido quede mi nombre extinto,
!sepa al menos el mundo que fui un muerto distinto!

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GALERÓN CON UNA NEGRA

Desde Guachara al Cajón,
de Cazorla a Palo Santo,
no hay negra que baile tanto
como mi negra Asunción.
Cuando empieza el galerón
y entra mi negra en pelea,
todo el mundo la rodea
como hormiguero a huesito.
¡Porque hay que ver lo bonito
que esa negra joropea!
Que esa negra joropea
bien lo sabe el que la saca,
que la compara a su hamaca
cuando hay calor y ventea.
-¡Así es que se escobillea!-
le dice algún mocetón.
Y en su honor hace Asunción
una figura tan buena,
que como flor de cayena
se le esponja el camisón.
Se le esponja el camisón,
y el mozo que la ha floreao
salta: -¡Permiso, cuñado,
que es conmigo la cuestión!
Luego se ajusta el calzón,
la engarza por la cintura
y con tanta donosura
se le mueve y la maneja
que la negra lo festeja
con una nueva figura.
Con una nueva figura
en que ella se le encabrita
como gallina chiquita
cuando el gallo la procura.
-¡Venga a verla, don Ventura!-
grita alguno hacia el corral,
y desde allí el caporal
dice con cara risueña:
-Baila bien esa trigueña;
yo la he visto en Guayabal.
Yo la he visto en Guayabal
y también en San Femando.
Yo vengo el Llano cruzando
de paso para el Yagual,
y aunque decirlo esté mal
por parecer pretensión,
desde Guáchara al Cajón,
de Cazorla a Palo Santo,
¡no hay negra que baile tanto
como mi negra Asunción!